El VIH o también conocido como SIDA, es una enfermedad que afecta a un gran porcentaje de la población humana y que reviste de gravedad, puesto que no existe cura.
Pues bien, al igual que en los humanos, esta enfermedad goza de gran similitud con una que está presente en los animales, en concreto en los felinos.
Conocida comúnmente como SIDA felino, el Virus de Inmunodeficiencia Felina es una enfermedad que afecta a muchos gatos domésticos a nivel mundial. Por ello, a continuación os contamos todo que se debe saber de esta enfermedad tan importante.
¿Qué es la inmunodeficiencia felina?
El Virus de la Inmunodeficiencia Felina es conocido popularmente como el VIH de los gatos y es una enfermedad infecto- contagiosa que afecta a los felinos, atacando a su sistema inmunológico y que favorece la aparición de infecciones secundarias y enfermedades concomitantes.
Esta enfermedad, que los virólogos lo han clasificado en la misma familia que el virus de la Leucemia Felina, apareció por primera vez en 1987 en una colonia de gatos de California que presentaba una alta durabilidad de cuadros infecciosos y enfermedades degenerativas.
La Inmunodeficiencia Felina suele darse en todo tipo de gatos. No obstante, hay factores determinantes, por ejemplo, suelen contagiarse más en los gatos callejeros o de vida incontrolada. En cuanto al sexo, es más común que se vean afectados por esta enfermedad los machos no castrados y por último, la edad también es un factor a tener en cuenta, ya que los gatos mayores de 5 años son los más propensos.
¿Cómo se contagia?
Esta enfermedad es muy contagiosa pero, en principio, podemos decir que la forma en la que se trasmite el Virus de Inmunodeficiencia Felina es a través de la mordedura de un felino infectado a otro sano.
El contacto directo y continuo de gatos infectados con sanos sin contacto agresivo rara vez sería método de contagio del virus. Sin embargo, sí que es probable que una gata preñada pueda transmitírselo a sus crías.
Por último, ha diferencia con el VIH, este virus no se ha probado que se trasmita al tener relaciones sexuales, aunque es recomendable castrar a los felinos.
¿Cuáles son los síntomas?
Como ocurre con otras enfermedades, la Inmunodeficiencia Felina puede ser asintomática previamente, lo que no nos permitirá identificarla hasta que no sufra una enfermedad por causa de las defensas bajas.
Además, esta enfermedad da lugar a un proceso clínico lento que se concentra en varias etapas.
La primera fase tiene una duración de entre 4 y 16 semanas, que es cuando el virus empieza a atacar a los glóbulos blancos. En esta fase el gato puede padecer anemia, inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, neutropenia, diarrea y síntomas respiratorios.
La segunda fase tiene una duración larga, incluso más de 4 años y los gatos pueden presentar alteraciones inmunológicas, pero el resto de síntomas desaparecen, dejando con una apariencia saldable al felino.
Por último, el virus consigue destruir el sistema inmunológico del animal, lo que provoca que esté expuesto ante cualquier tipo de infección o enfermedad. En esta fase el felino puede presentar pérdida de apetito, pelo sin brillo, pérdida de peso, linfoadenopatía, anemia, diarreas, gingivitis, infecciones respiratorias, en los ojos y piel, alteraciones hematológicas, cambios de comportamiento, convulsiones, deterioro mental o hinchazón estomacal.
En algunos casos, pueden aparecer diversos cánceres.
Tratamiento de la inmunodeficiencia felina
Como vemos, esta enfermedad es muy grave ya que puede provocar la muerte a nuestro felinos, además debemos tener presente que la Inmunodeficiencia Felina no tiene cura, solo puede tratarse para que no avance más y para darle calidad de vida al felino.
Por ello, es fundamental que se coja lo antes posible y para ello es imprescindible que se acuda al veterinario para que lo examine y le realice las pruebas pertinentes para diagnosticarlo.
En cuanto al tratamiento que se suele utilizar es a través de fármacos antivirales e inmunomodulares o antimicrobianos para contrarrestar los cuadros infecciosos.
Para la inflación de las encías o del estómago se suelen utilizar antinflamatorios.
En cuanto a la longevidad del gato, no se puede estimar, pero sí que es importante para ella que se colabore a que sus defensas frenen otros malestares a través del cuidado.
¿Cómo prevenir esta enfermedad?
En el mercado no existe ninguna vacuna para esta enfermedad, por lo que es necesario que se tomen medidas de precaución para que no se contagie tu gato. Entre ellas, es importante que el animal se encuentre aislado de otros gatos y en el caso de tenerlo que llevar al veterinario debemos hacerlo a través de transportín, para que no se muerda con otro.
Es fundamental que se suministre una dieta de alta calidad, controlar los parásitos y sobre todo mantener el entorno limpio.
En caso de que nuestro felino tenga esta enfermedad es recomendable que se realicen chequeos rutinarios, se le proporcione una dieta alta en proteína y evitar que sufra estrés.