Está demostrado que, en reiteradas ocasiones, los animales y más concretamente los perros son un complemento ideal para poder mejorar la calidad de vida de muchas personas que sufren alguna enfermedad o minusvalía. En concreto, una de las enfermedades con la que más se vincula a las terapias con perros es el autismo.

El autismo es un trastorno del sistema neuronal del niño que frena el desarrollo del mismo. Este trastorno impide poder procesar normalmente los estímulos sociales.  Por ello, uno de los efectos de esta enfermedad son los problemas a la hora de interactuar con los demás, por su aislamiento y el retraso en la adquisición del lenguaje.

Afecta a uno de cada 150 escolares en España y se ha demostrado que  introducir en su vida a un perro no sólo le ayuda a tener una mejor calidad de vida, sino que la estimula a aprender y a mejorar su vida escolar.

El perro es el animal idóneo para realizar este apoyo, esto es así porque estos animales son cariñosos, inteligente y disfrutan con la compañía humana.  Además, se tiene la ventaja de que no juzgan, no es necesario tener una comunicación exigente con ellos, responden a órdenes sencillas y, sobre todo, se adaptan de una manera muy eficaz a la rutina de un niño con autismo.

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Todo ello se descubrió a través del primer perro entrenado y entregado a un niño con autismo  en Canadá, allá por el año 1996.

Beneficios de la terapia con perros en el autismo

Varias son las investigaciones que han demostrado la gran variedad de beneficios que puede llegar a aportar el hecho de introducir un perro adiestrado en la vida de un niño con autismo, algunas de ellas son:

Potencia las conductas sociales positivas

Estudios garantizan que la presencia de un perro en la vida del menor mejora la respuesta social del mismo, logrando una mayor empatía y sociabilización con los que le rodean.

Aumenta su autoestima

Esto  es así ya que el niño pasa de ser una persona dependiente de otra a ser una persona de la que depende un animal, haciendo sentir al niño útil e importante.

Mejora sus habilidades escolares

Numerosos estudios revelan que la presencia del perro ayuda a la concentración, la comunicación y la disminución del estrés, lo que beneficia favorablemente al menor en cuanto a su ámbito de estudio.

Reduce las conductas de fuga

Esta situación es muy común en los niños con este trastorno y que se da cuando se ven en una situación que no les gusta o que les da miedo, por lo que intentan huir del lugar. El perro que está atado a la cintura del niño, cuando este quiera huir, no le dejara. Además, este sistema de anclaje del perro permite que el niño empiece a tolerar más la frustración.

Disminuye las conductas estereotipadas

Este tipo de conductas son muy habituales en el autismo. Son conductas tales, como por ejemplo, el balanceo, aleteo de manos o ruidos, que son muy difíciles de eliminar. No obstante,  este tipo de conductas quedan muy reducidas o, en algunos casos, dejan de suceder cuando se está trabajando con un perro.

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Aumenta la comunicación verbal y no verbal

Esto es así porque una vez que se introduce el perro en la vida del niño, entre ambos se crea un fuerte lazo que hace que el niño empiece a interactuar con él, ya sea de manera verbal como no verbal. Esto es el primer paso para la posterior comunicación con las personas.

Ayuda a caminar por la calle

Los perros están adiestrados para ir por la calle lejos de los bordillos. Como añadido, al ir paseando con ellos, el niño aprende cual es la forma correcta de ir por la calle.

Favorece a conocer lo que le rodea

Dependiendo del estado cognitivo del niño, las terapias con perros les pueden llegar a ayudar a conocer y distinguir los colores, luces, semáforos y a aprender cómo y cuándo utilizarlos. Uno de los ejercicios que se suelen realizar para este fin es el de que perro lleva en el arnés en un lado una lámina roja y en la otra verde. El perro para ante un paso de cebra, si el semáforo esta en rojo, deberá  coger la tarjeta de ese color y dársela al adulto que vaya con él y viceversa si está verde.

Aumentan la seguridad para dormir

Muchos niños autistas, a la hora de dormir, se agobian o incluso se caen de la cama.  Dormir con los perros les permite que se sientan tranquilos simplemente con acariciarlos y hacen de tope para que no se caigan de la cama.

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Mayor seguridad

Al ir el niño con el perro a todos los lugares, el niño ya no tendrá miedo al entrar al médico o determinados lugares.

Entrenamiento para esta clase de perros

En cuanto a la edad a la que se debe comenzar a adiestrar al perro, varía dependiendo de la persona que los entrena. Hay personas que dicen que es mejor empezar a entrenarlos a partir del año y otras que dicen que se puede empezar a los dos meses para que así a los 12 ya puedan empezar a trabajar.

El entrenamiento es duro y el animal cuando está trabajando no puede distraerse con nada, es más no puede ser ni tocado por ninguna persona nada más que las autorizadas. Además, tienen que aprender que sólo pueden obedecer las órdenes de los adultos y nunca de los niños.

En cuanto a cual es la mejor edad del niño para introducir al perro en su vida, se suele decir que cuanto antes mejor. Habitualmente se da en una edad temprana, a partir de los 3 o 4 años de edad.

Es muy importante tener en cuenta que los niños y los perros siempre deben ir acompañados de un adulto y que la terapia asistida por los mismos es simplemente un complemento para convivir con el autismo, es decir que no solo se tiene que dar esta terapia sino que se deben realizar otro tipo de terapias e interacciones.

*Advertencia. El artículo de Rexpetfood.com muestra opiniones y recomendaciones del equipo profesional de Agroveco, no son diagnósticos. Para cada caso o problema particular, os recomendamos que contactéis con un profesional que haga el diagnóstico “in situ”.