Con la llegada del invierno, los humanos sacamos del armario las prendas de abrigo, calentamos nuestros hogares con la calefacción y cambiamos nuestros hábitos para protegernos de las bajas temperaturas. Muchas veces, nos preguntamos si estos hábitos son también adecuados para nuestras mascotas o si deberíamos darles unos cuidados especiales que les ayuden a sobrellevar los meses de frío.

Los animales son “homeotermos”, lo que significa que pueden protegerse de manera natural con su pelaje y tienen la capacidad para regular su temperatura corporal. Una anatomía que les ayuda a soportar las condiciones climatológicas más adversas, tanto en invierno como en verano, pero las mascotas domesticadas se han acostumbrado a las temperaturas de nuestras viviendas y los contrastes pueden ser más difíciles de sobrellevar para ellas.

Cada mascota afronta el frío de manera diferente

La percepción del frío de cada mascota está asociada a diferentes factores:

  • El tipo y cantidad de pelo: Hay animales que tienen un pelaje muy denso que supone el mejor abrigo para ellos. Generalmente mudan dos veces al año, en primavera y otoño, para preparar su cuerpo ante el cambio de temperatura. Pero no es lo mismo, en el caso de los perros, la protección con la que cuenta un husky que un galgo, o, en el caso de los gatos, con la que cuenta un persa que un gato esfinge.
  • La cantidad de grasa: Los animales poseen una capa de grasa en la piel que les sirve de protector térmico pero cada raza es diferente. Los perros de montaña, por ejemplo, han desarrollado una barrera que les ayuda a soportar las temperaturas más extremas.
  • La edad y estado de salud del animal: Tanto los gatos como los perros senior suelen desarrollar problemas en sus articulaciones, como la artrosis, una patología que puede empeorar con el frío intenso y generar graves problemas de movilidad. Para ello es recomendable que las mascotas estén abrigadas en invierno cuando salen al exterior e incluso hacerles calentar la musculatura con suaves masajes.

Además de los problemas articulares, las mascotas ancianas pueden presentar problemas de defensas que disminuyen sus niveles de energía.

  • El tamaño: Las mascotas de tamaño pequeño son más sensibles al frío ya que su superficie corporal es mayor en relación con su tamaño, lo que facilita la pérdida de calor. Asimismo, sus reservas calóricas son menores y tienen menor capacidad para generar calor.

Además de todos estos factores que nos ayudan a comprender cómo afrontan nuestras mascotas el frío, debemos observar su estado de salud y cómo se comportan. Si vemos que sufren temblores, somnolencia, rigidez, sequedad cutánea o tienen problemas de respiración pueden ser muestras visibles de que efectivamente no están tolerando bien las bajas temperaturas.

 

Perro comiendo pienso Rex

Un espacio para guarecerse del frío

En el caso de que nuestra mascota viva con nosotros en casa, debemos siempre vigilar la temperatura ambiente, también cuando los humanos no estamos presentes y dejamos solos a nuestros compañeros durante las jornadas de trabajo. También tenemos que habilitar un espacio confortable con mantas específicas y, preferiblemente, que esté cercano a una fuente de calor, como puede ser un radiador o chimenea.

Si por el contrario tu mascota vive en el exterior, esta deberá contar con un espacio habilitado que lo resguarde del frío, especialmente durante la noche. Tendrá que ser un lugar techado donde pueda guarecerse y acostarse protegido de las bajas temperaturas y la humedad del suelo.

Abrigo para mascotas, ¿sí o no?

Las mascotas no tienen capacidad de sudar a nivel cutáneo, disipan el calor jadeando y a través de las almohadillas plantares. Esto los hace especialmente susceptibles a las altas temperaturas, pero también más resistentes al frío. En función de la capacidad de cada animal de conservar el calor corporal, podremos plantearnos abrigarlo o no. Aunque lo mejor es siempre consultar al veterinario o peluquero canino.

Si nos recomiendan una protección extra contra el frío, el siguiente paso será ver si nuestra mascota tolera que la vistamos con prendas e ir habituándola. Para que le resulte cómodo, lo mejor es adquirir un abrigo que se adapte a sus medidas y tomar como referencia el lomo del animal (desde la base del cuello hasta el nacimiento de la cola).

Existen diferentes modelos de estas prendas de diversas calidades, más o menos abrigados y también impermeables para proteger de la lluvia.

En el caso de los gatos, que no necesitan salir al exterior de manera frecuente, también es apropiada la manta térmica, donde pueden descansar calentitos y cómodos.

Cuidados extra de higiene

Si tu mascota suele estar en el exterior o sale de paseo regularmente, debemos prestar atención a sus almohadillas ya que con el frío pueden agrietarse provocando problemas de salud. Igualmente, si nuestra mascota regresa a casa después de un día lluvioso o de mucha humedad y está mojada, necesitaremos secarla bien para que no se resfríe.

Revisiones veterinarias y una buena alimentación

Para asegurarnos de que nuestros compañeros están fuertes y sus defensas al pie del cañón, lo mejor es mantener las vacunas al día, hacer sus revisiones de manera periódica y, fundamentalmente, cuidar su alimentación a través de las dietas más adecuadas para su edad, estado físico, raza y estilo de vida. 

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