La leishmaniosis es una de las enfermedades potencialmente transmisibles entre humanos y animales más extendida. Aunque en los últimos años ha experimentado considerables avances gracias a un diagnóstico precoz y a la mayor eficacia de los tratamientos, sigue siendo una fuente de preocupación para todos aquellos que tienen una mascota, por la propia salud del animal, y también por la de toda la familia.

¿Qué es la Leishmaniosis?

Se trata de una enfermedad causada por un parásito del género Leishmania, muy común en toda la cuenca mediterránea, por la temperatura de la zona y sus factores ambientales.

Puede afectar a todas las razas de perros y se contagia por la picadura de un flebotomo (Phlebotomus perniciosus), pariente del mosquito, que pica primero a un perro infectado y después a uno sano, al que le contagia la leishmaniosis. De este modo, el parásito pasa al torrente sanguíneo del animal y comienza a reproducirse y a parasitar.

Una de las preguntas más frecuentes que surge sobre la leishmaniosis es si se puede contagiar de un perro a otro. En este sentido, el contagio directo es casi imposible, porque el parásito necesita pasar una parte de su ciclo vital en el interior del insecto que lo transmite. No obstante, en algunas ocasiones, puede producirse el contagio de una madre a un cachorro durante la gestación o entre perros a través de transfusiones sanguíneas.

Prevención de la enfermedad 

La época de mayor atención debe ser entre marzo y octubre, que suele ser el momento de reproducción del mosquito. Para ello, es importante realizar test serológicos una vez al año para la detección precoz de la enfermedad.

Es importante evitar que el perro duerma en el exterior de la vivienda durante la noche, o en lugares con mayor probabilidad de ser picado por el mosquito. Además, es recomendable utilizar repelentes para evitar las picaduras mediante collares antiparasitarios y pipetas tópicas.

Lo más importante es vacunar a nuestra mascota contra la leishmaniosis. Este tratamiento se puede administrar a partir de los 6 meses de edad. Se estima que la vacunación reduce 4 veces el riesgo de padecer la enfermedad. Por ello, su administración debe ir acompañada del uso de sustancias repelentes como complemento.

Asimismo, se debe potenciar la respuesta inmunitaria del perro a través de una alimentación rica y saludable.

 

Perro comiendo pienso Rex

Síntomas

Desde el momento en que se produce el contagio, a raíz de la picadura, y las primeras manifestaciones de síntomas pueden pasar entre 4 y 6 meses.

  • Lesiones cutáneas.
  • Dificultad para respirar.
  • Lesiones alopécicas y descamativas.
  • Úlceras que no cicatrizan en borde de orejas, almohadillas plantares y llagas en la piel.
  • Úlceras y desgaste en la boca, la lengua, las encías, los labios, la nariz y el tabique nasal.
  • Hiperqueratosis nasal o plantar.
  • Pérdida de peso.
  • Crecimiento exagerado de las uñas.
  • Nódulos únicos o múltiples en zonas desprovistas de pelo.
  • Insuficiencia renal.
  • Congestión, goteo y hemorragia nasal.
  • Dificultad para deglutir.

Si la enfermedad evoluciona y no es diagnosticada a tiempo, en su estado más avanzado puede afectar a órganos como riñones, bazo e hígado y podrá llegar a producir la muerte del animal.

Diagnóstico

Ante la sospecha de que algo le sucede a nuestro perro, es imprescindible acudir al veterinario para una exploración. En caso de que considere que puede tener leishmaniosis, se procederá a realizar análisis de sangre.

El diagnóstico precoz de la enfermedad es muy importante y si se produce antes de la sintomatología mejora en gran medida el pronóstico de la enfermedad.

Tratamiento

El tratamiento diferirá en función de la gravedad de los síntomas, la carga parasitaria y el alcance de la lesión en los órganos de nuestro perro.

Una vez afectado, el perro pasa a ser un enfermo crónico, lo que no impide que pueda llevar una vida normal, pero siempre con riesgo de recaída en caso de aparición de otras enfermedades debilitantes. En estos casos, el tratamiento deberá ser constante y necesitará controles periódicos.

El tratamiento de la Leishmaniosis canina es farmacológico. Adicionalmente, la elección de una buena dieta para nuestra mascota, que le proporcione todos los nutrientes necesarios, será clave en su lucha contra la leishmaniosis.